[ad_1]
El embajador de EE.UU. en Berlín, Richard Grenell, calificó este lunes de “insulto” el paralelismo trazado por el ministro alemán de Economía, Peter Altmaier, entre EE.UU. y China en relación con las redes 5G.
“Es un insulto a los miles de soldados estadounidenses que ayudan a garantizar la seguridad de Alemania,” aseguró Grenell de acuerdo con un comunicado citado por varios medios alemanes, en el que no se refirió a Altmaier por su nombre.
El pasado domingo, durante un debate en la televisión pública sobre el papel de la compañía china Huawei en la implementación de las redes 5G, el ministro había apuntado a que, aunque EE.UU. había espiado a Alemania, no por ello se había emprendido un boicot contra ese país.
Con ello hacía referencia al escándalo que estalló en 2013 con motivo de las escuchas de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense en Alemania.
“También EE.UU. exige a sus empresas que comuniquen determinadas informaciones, necesarias para la lucha contra el terrorismo,” argumentó Altmaier, señalando así que la exclusión de Huawei en base al temor de que proporcione datos a China es injustificada.
“Entre China y EE.UU. no hay ninguna equivalencia moral y cualquiera que afirme esto está ignorando la historia y está obligado a rebatirla,” rebatió el embajador estadounidense.
Altmaier, por su parte, salió al paso de las acusaciones de Grenell aclarando que no había puesto a países “que no respetan el Estado de derecho” al mismo nivel que “democracias” como EE.UU.
En declaraciones al semanario belga Politico, el ministro de Economía reiteró sin embargo que las regulaciones que obligan a empresas a proporcionar datos al Estado bajo determinadas circunstancia existen “en muchos países”.
EE.UU. se opone a que Alemania permita al gigante chino participar en el proyecto de desarrollo de la tecnología 5G y ha amenazado con reducir el nivel de cooperación con las agencias de seguridad alemanas en caso de que el Gobierno no se eche atrás.
Pese a las presiones, el Ejecutivo encabezado por Angela Merkel se resiste a excluir a Huawei y planea establecer unos estrictos requisitos de seguridad que deberán ser cumplidos por todas las empresas que aspiren a una concesión.