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Utilizar la tecnología en la agricultura es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria, que peligra si los suelos no están sanos, alertó el presidente ejecutivo de la organización CropLife Latin America, José Perdomo.
“Todas las tecnologías utilizadas en la agricultura cumplen un papel esencial para aumentar la producción en menor área, en menos tierra, en menos suelo. Lo que ayuda a preservar la frontera agrícola y proteger zonas de bosques”, manifestó el experto.
Según explicó, el suelo es un recurso no renovable que provee el 95 % de los alimentos del mundo, razón por la cual considera necesario que se aumente la producción agrícola en un 50 % para 2050, cuando haya 9.100 millones de personas en el planeta.
“Basta con imaginar que la tierra es del tamaño de una manzana en la que un círculo de un centímetro de diámetro equivale al área agrícola global. De ese punto proviene el 95 % de los alimentos que consumimos y cada año perdemos un poco de esa área debido a la erosión”, aseveró Perdomo.
Dijo además, citando a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que el 0,3 % de las pérdidas mundiales de los cultivos ocurren por la erosión, que si continúa provocará “una reducción del 10 por ciento del rendimiento potencial anual para el 2050 y esto encarecería los alimentos”.
Una de las causas de la erosión es la quema de los suelos, con la que se busca controlar las plagas y malezas antes de la siembra “a un costo mínimo” pero que a largo plazo termina siendo un problema.
“Desde CropLife Latin America hacemos un llamado a la conciencia de los agricultores para que abandonen la quema de suelos e implementen otro tipo de acciones que protejan la capa vegetal. Quemar el suelo es quemar vida”, añadió.
Por otra parte, Perdomo señaló que gracias al uso de tecnologías, el riego, la fertilización y el control más eficiente de plagas, en 2006 nueve personas se alimentaban con una hectárea, mientras que en 1960 en el mismo espacio se alimentaban dos personas.
“Las semillas biotecnológicas resistentes a herbicidas no requieren labranza antes de la siembra, lo que evita la erosión y mantiene la cobertura del suelo protegiéndolo y preservando humedad”, añadió.
Otro ejemplo de tecnologías que protegen el suelo son “los productos biológicos desarrollados con microorganismos que atraen el nitrógeno o el fósforo del aire hacia el suelo y luego a la raíz de las plantas las nutre, las ayuda a crecer y tener una mejor capacidad de reacción cuando las ataque una plaga. Hacen el papel de protector y fertilizador al mismo tiempo”, apostilló.
La protección de suelos es una herramienta que ayuda a mitigar el calentamiento global, por lo cual está en la agenda de la cumbre mundial del clima COP25 de Madrid que se celebrará hasta el 13 de diciembre.