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El Gobierno de Chile y la oposición acordaron en la madrugada de este viernes una hoja de ruta para dotar al país de una nueva Constitución, mediante un plebiscito de entrada que preguntará a la ciudadanía si quiere una nueva Carta Magna y, en caso afirmativo, qué fórmula constituyente prefiere.
La consulta ciudadana se realizará en abril de 2020 y pone a Chile en el camino hacia una Constitución que sustituya a la actual, aprobada en 1980 durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que ha sido señalada como el gran escollo para construir un país más justo por la ciudadanía en la actual crisis social, que dura ya cuatro semanas y que ha dejado al menos 22 fallecidos.
El plebiscito de entrada resolverá dos preguntas. En la primera, los ciudadanos tendrán que responder si quieren o no una nueva Constitución.
En la segunda, deberán pronunciarse sobre qué tipo de órgano debiera redactar la nueva Constitución, una “convención mixta constitucional”, compuesta al cincuenta por ciento por parlamentarios y por ciudadanos electos para la ocasión; o una “convención constitucional”, para la que todos sus integrantes serán electos para este efecto.
La elección de los miembros de ambas instancias se realizará en octubre de 2020 conjuntamente con las elecciones regionales y municipales bajo sufragio universal.
El órgano constituyente que se elija deberá aprobar las normas y el reglamento de votación de las mismas por un quorum de dos tercios de sus miembros.
Una vez redactada la nueva Carta Magna, esta será sometida a su ratificación en otro plebiscito mediante sufragio universal obligatorio.
ACUERDO POR LA PAZ
El acuerdo, bautizado como “Por la paz social y la nueva Constitución”, atiende a la “grave crisis social y política” que vive el país, “a la movilización de la ciudadanía” y al llamado que hizo este martes el presidente Sebastián Piñera, tras una jornada de alta agitación y graves hechos de violencia, por la unidad para alcanzar la paz, la justicia social y la nueva Constitución, según recoge el documento.
El pacto fue anunciado a las 2:24 hora local (5:24 GMT) y se logró tras dos largas jornadas de conversaciones entre las fuerzas políticas oficialistas y las opositoras, a excepción del Partido Comunista y del Federación Regionalista Verde Social, que no quisieron participar.
“Es una noche histórica para Chile y para la democracia”, dijo el presidente del Senado, Jaime Quintana, al anunciar el acuerdo ante los medios de comunicación.
Quintana señaló que con este acuerdo la política asume su responsabilidad sobre “una serie de injusticias e inequidades” que los chilenos han señalado en sus manifestaciones.
“Esta respuesta que están dando transversalmente todos los partidos que aquí nos acompañan es una muestra que busca señalar un camino de profundización democrática, de una salida pacífica a la crisis, de construir un verdadero contrato social, y eso ha sido posible gracias a la ciudadanía que ha estado movilizada”, señaló el presidente del Senado.