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Cuomo hizo estas declaraciones tras anunciar que ha certificado la segunda muerte por una enfermedad “relacionada con el vapeo” en Nueva York, un hombre de 30 años de Manhattan, por lo que ha insistido en la necesidad de que los ciudadanos no consuman este tipo de productos.
“Estamos dando todos los pasos posibles para combatir esta crisis a nivel estatal, pero el Gobierno federal debe tomar medidas ahora. El presidente Trump ya ha renunciado a su promesa de prohibir la venta de los cigarrillos electrónicos con algunos sabores, a pesar de la evidencia generalizada de que estos se utilizan para captar a nuestros adolescentes y adultos jóvenes”, ha criticado Cuomo.
El gobernador neoyorquino se ha eco así de la polémica por la posición de Trump, después de que en septiembre pasado su Gobierno anunciase que planeaba prohibir la comercialización de cigarrillos electrónicos con sabores.
“La FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos en Estados Unidos) está trabajando para prohibir los cigarrillos electrónicos con sabores”, dijo el secretario de Salud, Alex Azar, en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca.
Recientemente, Trump matizó en Twitter que tiene pensado reunirse con representantes de la industria del vapeo, además de con profesionales médicos, para “encontrar una solución aceptable al dilema del cigarrillo electrónico. ¡La salud y la seguridad de los niños, junto con los trabajos, serán nuestro enfoque!”.
The Washington Post ya informó que los asesores de campaña de Trump le advirtieron del impacto electoral que tendría su plan de vetar todos los instrumentos de vapeo que no sepan a tabaco.
En sus declaraciones de hoy, el demócrata Cuomo no ha vinculado el cambio de estrategia de Trump a intereses electorales, sino más bien a los intereses de la industria, tal como en su día sucedió con las grandes multinacionales del tabaco y su influencia en la Casa Blanca.
“Poner los intereses de la industria del vapeo sobre las vidas de los estadounidenses (…) es Big Tobacco de nuevo. No se equivoquen: esta es una crisis de salud pública y hasta nuestros líderes en Washington deberán hacer algo para detenerlo; se perderán más vidas”, ha advertido el gobernador de Nueva York.
