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Lula fue recibido por cientos de personas que se aglomeraron en la sede del sindicato metalúrgico de Sao Bernardo do Campo, ciudad vecina a Sao Paulo en la que inició, como líder obrero, la vida política que le llevó finalmente a la Presidencia, en 2003.
En ese mismo edificio sindical Lula permaneció dos días, rodeado por una multitud y antes de entregarse, cuando en abril de 2018 la Justicia ordenó su prisión en su contra, toda vez que su condena por corrupción había sido ratificada en la segunda instancia.
El exmandatario enfrenta una condena de ocho años, pero dejó la cárcel este viernes gracias a una decisión de la Corte Suprema, que determinó que una pena no puede ser ejecutada mientras exista la posibilidad de apelaciones, como ocurre en su caso y con cerca de 5.000 presos por los más diversos delitos.
Lula tiene previsto dirigirse a las personas que le saludaron a su llegada a la sede del sindicato, pero antes tendrá una reunión con la dirección del Partido de los Trabajadores (PT), reunida en Sao Bernardo do Campo para recibir a su fundador y máximo líder.
El exmandatario, que se dice inocente y tiene otros juicios por presunta corrupción pendientes en los tribunales, dijo este viernes al abandonar la prisión en que estuvo desde el 7 de abril de 2018 que volverá de lleno a la actividad política.
Lo mismo declaró en un vídeo que envió a la segunda reunión del Grupo de Puebla, que agrupa a políticos latinoamericanos del arco progresista y se celebra este fin de semana en Buenos Aires.
“Estando libre, estoy con muchas ganas de volver, tengo un objetivo en la idea de construir una integración latinoamericana muy fuerte, aún continúo con el sueño de construir nuestra gran Latinoamérica”, afirmó Lula en su mensaje dirigido al encuentro, que congrega a líderes progresistas de 12 países.
La segunda reunión del Grupo de Puebla fue inaugurada por el peronista Alberto Fernández, quien con la exmandataria argentina y ya vicepresidenta electa Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) venció las elecciones del pasado 27 de octubre y asumirá el poder el 10 de diciembre, en sustitución del conservador Mauricio Macri.
Fernández, durante su campaña, llegó a visitar a Lula en la prisión, lo que le valió unas duras críticas del actual mandatario brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro.