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Miles de personas salieron este sábado a manifestarse en diferentes ciudades de Francia en acciones contra el proyecto de reforma de las pensiones, que es objeto de una huelga en el transporte desde el jueves, y más en general contra la política del Gobierno de Emmanuel Macron.
Algunas de las concentraciones degeneraron en altercados en París, y en particular en Nantes, donde grupos encapuchados y con el rostro cubierto lanzaron proyectiles contra la prefectura (delegación del Gobierno) y destrozaron vitrinas y mobiliario urbano en el centro.
Según la prefectura, alrededor de 500 radicales se habían infiltrado en la concentración, organizada por la Confederación General del Trabajo (CGT). Las fuerzas del orden replicaron allí con gases lacrimógenos.
También lo hicieron en París durante un desfile de alrededor de un millar de “chalecos amarillos”, que intentaron enlazar con otra convocatoria de la CGT en la estación de Montparnasse contra el paro y la precariedad laboral, en la que hubo varios cientos de personas.
Allí estuvo su secretario general, Philippe Martínez, cabeza visible de la oposición a la reforma de las pensiones, que en declaraciones a la prensa consideró que ahora corresponde al Gobierno mover ficha.
A su parecer, los sindicatos ya demostraron el rechazo a ese proyecto de reforma con la movilización del jueves pasado, cuando salieron a la calle cientos de miles de personas.
Martínez insistió en reclamar su retirada y reprochó al primer ministro que “hace todo lo posible para que la movilización dure”.
Una de las manifestaciones más nutridas fue la de Marsella, a iniciativa de los sindicatos que organizan la protesta contra la reforma de las pensiones, que reunió a varios miles de personas, incluido el líder de la Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon.
El responsable de este partido de la izquierda radical afirmó que van a seguir activos ante los anuncios del primer ministro, Édouard Philippe, que el próximo miércoles dará los detalles sobre el contenido de la reforma: “tenemos tres días para ejercer la presión máxima para que renuncie”.
El martes se prepara una nueva jornada de manifestaciones, y hasta entonces está previsto que continúen las huelgas en los ferrocarriles y en el transporte metropolitano de París.