Pelosi mantiene la incógnita sobre entrega de cargos para el juicio a Trump

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La presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, descartó este jueves bloquear “indefinidamente” la entrega de los cargos del juicio político contra el presidente Donald Trump al Senado, aunque señaló que “probablemente” lo haga “pronto”.

“No estoy reteniéndolos indefinidamente, los enviaré cuando esté lista, y eso probablemente será pronto”, dijo Pelosi en una rueda de prensa en el Capitolio.

Todavía no se ha fijado una fecha para el inicio del juicio político contra el gobernante, a la espera de que la presidenta de la Cámara entregue formalmente los cargos contra Trump al Senado, donde debe celebrarse el “impeachment”, como se conoce en inglés el proceso de destitución.

La Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, aprobó el pasado 18 de diciembre los cargos contra Trump de abuso de poder y obstrucción al Congreso.

Desde entonces, la líder demócrata ha evitado ofrecer una fecha para que los cargos pasen al Senado.

Pelosi ha justificado su decisión por la actuación del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, a quien ha acusado de imparcialidad, no aclarar las normas bajo las que se celebrará el juicio político al mandatario estadounidense e impedir la comparecencia de testigos.

Sin embargo, el continuado retraso en la entrega de los cargos ha comenzado a generar malestar en el seno de su propia bancada.

“Cuanto más se prolongue se convierte en menos urgente. Así que si es grave y urgente, hay que enviarlos ya. Si no lo es, no se envían”, afirmó la senadora demócrata Dianne Feinstein.

A ello se sumó McConnell, quien ironizó al apuntar que “Pelosi ha logrado lo imposible” y “ha creado una creciente unidad bipartidista en oposición a sus propios juegos sin sentido con el juicio político”.

El proceso de destitución se produce después de la queja de un informante a los servicios de Inteligencia por una llamada en julio de Trump con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que le presionó para que investigara a su rival político, el exvicepresidente Joseph Biden -precandidato demócrata a las elecciones de 2020-, y a su hijo Hunter por supuesta corrupción en Ucrania.

De este modo, el actual se mandatario se convirtió en el tercer presidente estadounidense en ser imputado políticamente después de Bill Clinton (1993-2001) y Andrew Johnson (1865-1869).