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Los españoles acuden a sufragar el próximo domingo en las cuartas elecciones generales en cuatro primaveras, y cada vez son más los ciudadanos que no ocultan su enfado con los políticos, a los que ven incapaces de ofrecer soluciones a problemas acuciantes como el empleo de calidad, el futuro de las pensiones o el dejadez del mundo rural.
Adicionalmente, casi todos los sondeos de voto apuntan a una situación similar a la coetáneo: un Parlamento muy dividido y sin mayorías, es sostener, un callejón de muy difícil salida.
“La política se ha convertido en la peste”, censura sin rodeos Alboroto, una estudiante madrileña. Sus palabras expresan un sentimiento caudillo que se repite en toda España. “Es un fracaso total”, lamenta Blanca, una jubilada de Soria, la provincia menos poblada de España. Su marido, Saturio, carga contra los políticos “que no son capaces de ponerse de acuerdo y afrontar los problemas reales”.
Las elecciones del 10 de noviembre son la repetición de las del pasado 28 de abril, tras las que no se pudo formar un Gobierno, y los sondeos de intención de voto apuntan a que el obstrucción persistirá, exceptuado que algún partido tome alguna iniciativa inesperada.
El obstrucción se debe básicamente a dos factores: Por una parte cada vez hay más partidos con posibilidades de obtener legisladores, y por otra estas formaciones y sus líderes se mantienen interiormente de dos bloques estancos (izquierda y derecha). Ningún de los dos bloques suma los 175 diputados necesarios para formar Gobierno, y nadie de ellos se ha manido capaz de tender un puente.
En este atmósfera, la mayoría parlamentaria final depende de los partidos independentistas de Cataluña (noreste), cuyas instituciones regionales están en pie de pugna contra el Gobierno por la sentencia del Tribunal Supremo que encarceló a sus líderes.
PARÁLISIS POLÍTICA
Mientras, en la calle, los ciudadanos perciben que los problemas del día a día siguen sin atenderse, con Gobiernos en funciones o mayorías muy precarias desde las elecciones de diciembre de 2015, el presupuesto doméstico prorrogado desde 2018, y con la atención de los líderes nacionales muy irresoluto del desafío independentista catalán.
Así, retos como la cuarta revolución tecnológica e industrial; el cambio climático y la caudal verde; la modernización de la educación; la protección del sistema notorio de pensiones; la creciente desigualdad social o la caída de la nacimientos no han podido tratarse adecuadamente por la inestabilidad de los sucesivos gobiernos.
El Ejecutor socialista de Pedro Sánchez intentó algunos cambios, pero su corta vida (de junio de 2018 a abril de 2019 ayer de entrar en funciones) y su frágil saco parlamentaria le impidieron difundir medidas ambiciosas.
EL ORIGEN DEL BLOQUEO
Las elecciones de abril dieron la conquista al Partido Socialista de Sánchez, pero sin mayoría clara (123 sobre 350 diputados). Todo el mundo pensaba que lograría un pacto con la coalición izquierdista Unidas Podemos (42) para luego agenciárselas apoyos entre formaciones nacionalistas y regionalistas.
Sin secuestro, ni Sánchez ni el líder de Podemos, Pablo Iglesias, cerraron un acuerdo, todo lo contrario: acabaron enfrentados por la exigencia del segundo de formar una coalición de Gobierno, poco que los socialistas rechazan porque prefieren un pacto “a la portuguesa” (Gobierno en solitario con apoyos de otros partidos en el Parlamento).
Sánchez todavía intentó, sin éxito, que los partidos del centroderecha se abstuvieran y permitieran su ratificación en el Congreso.
La formación de un Gobierno con mayoría absoluta PSOE y los liberales de Ciudadanos apenás fue considerada.
La mayoría de las encuestas apuntan a nueva conquista de los socialistas, otra vez por mayoría simple, y un Parlamento dividido en más grupos políticos. Los conservadores y la extrema derecha subirían, y los nacionalistas vascos e independentistas catalanes mantendrían su influencia.
Por ello, la etapa de inestabilidad y de gobiernos débiles de centroderecha y centroizquierda que comenzó en España a finales de 2015 amenaza con prolongarse.
“QUE ALGUIEN GOBIERNE DE UNA VEZ”
Sin secuestro, estos comicios podrían embellecer la concentración del voto (“voto útil”) en los partidos con más posibilidades de timonear -el socialista PSOE y el conservador PP-, comenta la profesora de Ciencias Políticas Ainhoa Uribe, de la Universidad CEU San Pablo de Madrid.
“El problema de España no es la polarización ideológica entre PSOE y PP, sino su incapacidad para asistir a pactos que faciliten un Gobierno por parte del más votado, evitando así que tengan que pactar con partidos de ideologías más extremas o con los nacionalistas independentistas”, resume.
El hábitat de hastío ciudadano, que probablemente se traduzca en un aumento de la privación, se percibe claramente: un 35 % de los abstencionistas argumentan que están hartos de la política; un 22,5 % rechazan la repetición electoral y otro 22 % no piensan sufragar porque no les convence ningún partido o líder, según una investigación oficial realizada entre septiembre y octubre.
Y los políticos siguen siendo el segundo problema que más preocupa a los españoles, detrás del desempleo. Y esa desafección es anciano entre los jóvenes.
“La mala imagen de la política en España es un tema que viene de remotamente, no es de ahora, y conecta con raíces profundas de la civilización política de los españoles”, explica el politólogo Manuel Mostaza.
Una de las consecuencias de la repetición electoral y la inestabilidad política es “un cierto enfado” de una parte de la ciudadanía, pero “aproximadamente al 40 % de los españoles” no les interesa la política, precisa Mostaza, director de Asuntos Públicos de la consultora Atrevia.
“La cuestión no es convocar nuevas elecciones. La cuestión es intentar pactar de alguna modo”, se lamenta Antonio, otro estudiante, residente en Madrid, quien recalca que “en seis meses la concurrencia no cambia de opinión”.
Mucho más dura es Alboroto: “Me parece muy triste que no podamos creer en ausencia”.
“Tanta votación, tanta votación… que se pongan de acuerdo entre ellos”, apunta Mayor, otro retirado soriano. En la misma ciudad, Antonio, un trabajador bancario insiste en la misma idea: “Tienen que pactar entre ellos y punto. Y sacar a alguno que gobierne de una vez”.
HABLAN LOS POLÍTICOS, FRENA LA ECONOMÍA
Todo esto ocurre interiormente de una progresiva ralentización de la caudal, que aunque crece a un ritmo saludable en comparación con la zona euro, muestra síntomas de agotamiento del ciclo expansivo iniciado en 2014. La mayoría de los indicadores, sin ser malos, apuntan a la depreciación.
Aunque el PIB crecerá este año un 2,1 %, y el desempleo está por debajo del 14 % (llegó a estar en el 25,77 %), esta última monograma sigue siendo muy elevada. Muchos de los trabajos son precarios y no permiten a los jóvenes independizarse, o a los adultos salir de la pobreza.
Para Gonzalo García, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), “el indicador más preocupante es el ritmo de desaceleración del empleo”, que ha sufrido “un freno rápido”. Un ejemplo es el aumento de 98.000 desempleados durante octubre, divulgado este pasado martes.
Raymond Torres, director de Coyuntura y Observación Macroeconómico en la Fundación de las Cajas de Hucha (Funcas), se muestra más inquieto por “el avería de la confianza”, tanto a nivel de los hogares, “que empiezan a consumir menos y a eludir más”, como de la inversión, “con un avería muy importante de las expectativas”.
Entreambos descartan que España esté en camino de repetir la gravísima crisis económica que comenzó en 2008. “No hay principios sólidos que abocan a la caudal española a una recesión”, recalca Torres.
“La desaceleración es ya intensa y hay aventura”, advierte García, aunque precisa que se negociación de un aventura de recesión “muy bajo”, y por otra parte “España está mucho mejor preparada que en 2008”.
Torres apunta todavía a la influencia de factores externos, como la larga incertidumbre sobre el “brexit”, la ralentización alemana y el impacto de las guerras comerciales.
El próximo Gobierno estará acuciado por las exigencias casi opuestas de la Comisión Europea, que pide que se respeten los compromisos de reducción de dita y deuda públicos, mientras en el frente interno se multiplican la exigencias de compra (como pensiones, programas sociales o financiación regional).
García cree que, pese a todo, “hay muchas posibilidades” de emprender medidas de política económica y a la vez cumplir las normas de Bruselas. En esto coincide Torres, quien percibe “un cierto espacio para hacer política económica”, comenzando con “una memorándum posible de reformas” en pensiones o educación. “Llevamos cuatro primaveras sin hacer reformas porque no disponemos de gobiernos estables”, insiste.
CICATRICES SOCIALES SIN CURAR
Mientras la caudal se desacelera, la situación social sigue siendo delicada a pesar de la mejoría de los últimos primaveras. “Todavía hay heridas que están abiertas” desde la agonizante crisis que empezó en 2008, señala Raymond Torres.
Según datos de Cáritas, aún quedan 2,4 millones de personas en situación de pobreza severa, mientras que 1,8 millones (de una población de 47 millones) sufren excepción social.
“Es verdad que las cosas han mejorado para una gran parte de la población; sin secuestro, para los que peor estaban y los que más sufrían la crisis económica es para los que escasamente o ausencia ha mejorado”, explica Raúl Flores, coordinador del equipo de estudios de Cáritas Española.
El desempleo se ha escaso sobrado los últimos primaveras, pero está todavía en el entorno del 14 % de la población activa, el doble que ayer de la crisis, advierte Flores.
Adicionalmente, siquiera un puesto de trabajo garantiza la integración social, pues hay muchos empleos inestables o de salarios insuficientes, explica. A ello se une el aumento del precio de la vivienda, especialmente de inquilinato, inalcanzable para las familias más humildes.
Mientras España ha llegado al décimo puesto mundial por el número de millonarios, según cifras recientes de Credit Suisse, aumenta la desigualdad, que es “más preocupante” entre clases bajas y medias, recalca Flores. España es el sexto país con anciano diferencia de ingresos (2,6 veces) entre ambas, según un documentación de la OCDE.
EL GRITO DE LAS ZONAS RURALES
En Madrid, con la ciudad y la provincia más pobladas y más ricas del país, la caudal se mantiene en auge gracias al crecimiento de instituciones oficiales y grandes empresas, pero las provincias menos pobladas sufren cada vez más la desliz de oportunidades y el éxodo de los más jóvenes.
Es lo que en los últimos meses se ha venido en chillar “la España vaciada”, formada sobre todo por las provincias rurales del centro de España y las abundantes zonas montañosas, donde la mayoría de la población de comarcas enteras está compuesta por jubilados.
En la provincia de Teruel (centro, una de las menos pobladas) es muy posible que la candidatura del partido creado ex profeso “Teruel Existe” logre uno de los tres diputados en deporte.
En la menos poblada, Soria, varios jóvenes reconocen que esta vez no irán a las urnas, viendo que no se atienden los problemas de su tierra: “No voy a sufragar. Estoy harta ya de tantos votos”, dice la estudiante Judith, mientras que Alex, un dependiente comercial, explica: “No me en voz baja con ningún partido político”.
FRANCO Y CATALUÑA ENTRAN EN CAMPAÑA
Frente a la desliz de novedades entre partidos y líderes -apenas pueden prometer ausencia nuevo desde abril-, los asuntos más destacados de la campaña acabaron siendo la desenterramiento del dictador Francisco Franco y la violencia del independentismo radical en Cataluña, y uno y otro parecen estar favoreciendo el encumbramiento de la extrema derecha de Vox, en el que coinciden las encuestas.
Las encuestas apuntan a que Vox podría ser el tercer partido en el Congreso, ayudado todavía por el desplome que las encuestas atribuyen al tolerante Ciudadanos y al descenso moderado de Unidas Podemos.
La desenterramiento de Franco fue promovida por el Gobierno de Sánchez en junio de 2018 y se alargó por los múltiples fortuna legales de los nietos del dictador que gobernó España de 1939 hasta su crimen en 1975.
La atrevimiento del Tribunal Supremo permitió finalmente que la desenterramiento de los restos de Franco de su tumba, en el tumba del Valle de los Caídos, tuviera superficie el 24 de octubre, en un hábitat de gran carga política y enorme simbolismo histórico.
Y es que mientras los partidos de derecha consideran que el traslado del féretro abre viejas heridas de la Enfrentamiento Civil de 1936-1939, los partidos a la izquierda del PSOE criticaron a Sánchez por no retrasar la operación a posteriormente de las elecciones y tratar de obtener réditos políticos.
Más trascendencia tiene para el futuro la situación en Cataluña, donde las sentencias que el Tribunal Supremo anunció el 14 de octubre contra los líderes del intento secesionista ilegal de 2017 causó una oleada de agonizante violencia callejera, centrada en Barcelona.
Peor aún, esa sentencia, con penas de 9 a 13 primaveras de calabozo para nueve condenados, hace casi increíble en la praxis que los partidos independentistas catalanes (que pueden obtener en torno a 25 diputados) apoyen en Madrid a cualquier candidato a presidente del Gobierno que no responda a sus exigencias.
En el costado opuesto, los partidos de derecha insisten en prometer medidas más duras contra los independentistas catalanes y las autoridades de esa región, lo que impide por ahora cualquier atisbo de acuerdo.
El resultado es que Cataluña se ha convertido en un arsenal arrojadiza entre los partidos de escalera doméstico. Y ahora grupos independentistas radicales amenazan con obstaculizar la votación del domingo en la región. Como reconoce el propio Pedro Sánchez, la crisis catalana “va a durar primaveras”. Y quizá con ella la desliz de Gobierno.